La noche me duele al recordar tus ojos,
de luna llena, de mágica sorpresa.
Recordarlos y sentirlos,
por la noche,
perdido, extraviado,
buscando tu sendero,
como estrellas me iluminan.
La noche me duele al recordar tus ojos,
que ilusionados un día acompañaron tus besos,
tus caricias y tu aroma.
Evocar tus ojos en los míos,
por la noche, en el día,
sobre el desierto y el asfalto.
Anhelando tu regreso,
cual cometa extraviado.
La noche me duele al recordar tus ojos,
que con tristeza me despedían al final,
del día, de la noche,
de cada encuentro…
En que de amor perdidos
Ilusionados nos retirábamos
Y despedíamos
Y soñábamos con la eternidad.
miércoles, 29 de julio de 2009
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