miércoles, 29 de julio de 2009

Estoy muriendo a diario amor

A diario muero, amor… a diario.
Pensándote, imaginándote, extrañándote.
Intentando dar razón a la sin razón.
Viendo en el sol la esperanza de mi fe convertida en realidad.

Estoy muriendo a diario, amor.
Muriendo en vida,
con los ojos bien abiertos,
con el corazón latiendo a prisa, sólo por ti.

Y te justifico amor, te perdono.
Te explico a mi mismo con el afán de comprenderte.
Te imagino feliz para estar conforme.
Te imagino dichosa para no necesitarte.
Y sin embargo, muero.

A diario muero, amor… día y noche.
Con la luz de la luna sobre mi rostro,
Con el sol a mis espaldas,
Con el maldito tictac del reloj,
que solo alimenta mis ganas de que el tiempo pase rápido.
Y vuelvo a morir. En silencio.

Y cuando la vida me trae tu imagen viva,
por unos segundos, cada semana, cada 15 o 20 días.
Vuelvo a vivir como un paralítico inconsciente,
que es capaz de sentir su propia sangre fluir una vez mas.

Muero soñándote amor, a diario.
Despierto y dormido, soy un fantasma y tu sombra.
Muero rezando por ti, amor, día tras día.
Bendiciendo tu alegría y tu bienestar.

Estoy muriendo a diario, amor.
Dando sentido a mi vida
con la evocación de tu aroma, de tu piel, de tu voz.
Y aunque existen muchos motivos para vivir.
No puedo detener esta muerte diaria.
De amor, de ausencia, de dolor, de tristeza.

De este muerto cotidiano que soy yo sin ti.

Amándote diariamente,
muriendo con cada anochecer.

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